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Muñeco de Barro comenzó como un proyecto en residencia en el Centro de Cultura Puertas de Castilla.

Lo que se inició como un juego entre María y Diego, en el que trataban de llevar a las tres dimensiones sus personajes e imaginario propios, se transformó en la creación de un mundo extraordinario en el que iban naciendo y floreciendo seres y fauna de especies diferentes.

Como si de un bestiario maravilloso se tratara, el proyecto se convirtió en una gran exposición en el centro.

Las más de doscientas piezas realizadas en cerámica que formaban los paisajes de este mundo maravilloso se relacionaban entre sí contando breves historias.

Al final de esta fase María y Diego invitaron a Isidro Ferrer y Grassa Toro para que jugaran con ellos. Isidro Ferrer realizó en el taller uno de los personajes que miraría desde cierta distancia todo lo que sucedía ante sus ojos y que formaría parte de futuras exposiciones.

Grassa Toro hizo un trabajo de inmersión en “Todo lo que sucede entre el verde y el azul” para escribir el método rápido y visual de iniciación a lo maravilloso titulado “Todo lo que sucede”, que sirve como broche al proyecto Muñeco de Barro.